Por: Luis H. Canela
Este oficio gratuito de escribidor, poco a poco va a acabar con mis nervios. Lo admito, es fuerte. Porque cuando uno se topa con titulares como este: “Senador justifica que ciudadanos no puedan querellarse contra funcionarios”, quisiera arrancarse los pocos pelos que le quedan en la cabeza no una, sino diez veces.
Uno sabe que la altura debe primar en el lenguaje, que las poses son importantes aunque uno se esté muriendo por dentro. Que hay que mantener la calma. Que la cordura es símbolo de buena educación. Pero también se sabe que la educación llega hasta un límite. Cuando la mierda le llega hasta el cerebro a uno, entonces hay que explotar, sino, ¡ay de nosotros!
En el cuerpo de esa noticia calzada por el periodista Ramón Ramos, se lee que: “El presidente de la Comisión de Justicia del Senado, Francis Vargas, justificó este martes la sustitución del párrafo tres del artículo 85 del Código Procesal Penal, que le quita prerrogativa al ciudadano de querellarse contra cualquier funcionario o ex funcionarios que supuestamente haya cometido actos de corrupción en el ejercicio de sus funciones”.
Adujo el honorable senador (minúsculas a propósito), que “el Senado hizo uso de su facultad de legislar para asentar que ningún ciudadano puede querellarse en contra de un funcionario público, aunque sí lo puede denunciar”.
Ya la dictadura con ribetes de legalidad esta orquestada al estilo PRI mejicano. Todas las instituciones y una más, han sido objeto de la prostitución más burda en este país. La gente lo sabe, se da cuenta, los únicos que creen que aquí todos son analfabetos son ustedes, honorables.
Los “supuestos” actos de corrupción están ahí convertidos en mansiones lujosas, en bienes muebles e inmuebles cuya procedencia legítima es imposible de justificar.
Le están quitando al pueblo la única herramienta con la que cuenta para, por lo menos asustar a los corruptos ya que se sabe que toda querella debe ser instrumentada por el Ministerio Público y ese cuerpo depende del poder político. Esa realidad, maldita realidad, hace imposible que nada se juzgue ni se aclare cuando se trata de políticos.
Haciendo uso de su “facultad de legislar” le han echado una palangana de excremento a cada dominicano.
Me apena que sea un puertoplateño que haya tenido la cachaza de tratar de justificar lo injustificable. Me apena que usted Señor Vargas, tenga la voz cantante en una iniciativa tan menesterosa, tan burda, tan retrógrada, tan desfasada.
El Profesor Juan Bosch seguro debe estar revolcándose en su tumba, arrepentido de haber creado una serpiente de siete cabezas cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder.
Finalmente honorable, quiero decirle que en este momento, no estamos orgullosos de usted y su camarilla. Los ciudadanos sensatos de Puerto Plata, no los que tienen cheques mensuales sin trabajar, si pudieran retirarle el poder de representación que ostenta, lo harían en este momento, de eso no hay dudas. No estamos orgullosos con su accionar de lacayo, sirviéndole indirectamente a la corrupción, apoyando el retroceso.
Somos muchos los pendejos, muchos, somos tantos, que hasta lo elegimos a usted para que nos represente y le arroje hoy, una cubeta de mierda al trabajo honrado y al buen ejemplo. ¡Qué pendejos somos!
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